Juan Bautista Sánchez es su nombre de pila, sin embargo, aclara que prefiere que le llamen como todos: Arsenio. Con esa misma espontaneidad, nos abrió las puertas de su propiedad de par en par. No hay que tratarlo mucho para saber que es un hombre noble. Con la hospitalidad que caracteriza al dominicano, nos recibió en su finca, llamada «La Morena», para contarnos cómo transcurren sus días, ahora que está dedicado en cuerpo y alma a la crianza de ovejas y cabras.

«Con estos fondos iniciamos este sueño» Arsenio

Junto a su hijo Sandy, que es veterinario, decidieron soñar en grande y pasar de tener dos o tres de estos tiernos animales a contar docenas. Las ovejas, cabras y chivos lucen en salud, van y vienen al compás del silbido de don Arsenio, quien es el encargado de velar por su bienestar e integridad. Justo el día que lo conocimos, celebraba el nacimiento de dos cabritas. Nos las mostró con orgullo y satisfacción. Tienen sus horarios establecidos para pastar y comer los mangos que hay en el área; los devoran cual manjar.

Dice que, desde hace año y medio, su vida ha cambiado para bien. Por recomendación de una amiga, decidió conocer más del plan de Relanzamiento, Repoblamiento y Desarrollo del sector Ovino-Caprino, que implementa el Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario (FEDA) en diez provincias del país, incluida San Juan de la Maguana, donde vive don Arsenio.

«Allí nos facilitaron un préstamo a través del Banco Agrícola con condiciones muy buenas para los pobres. Con estos fondos iniciamos este sueño», nos cuenta con emoción.

“Con ese dinero pude mejorar las condiciones en cuanto a espacio. He podido construir un mejor corral para garantizar que no se enfermen y tengan una mayor movilidad” Julio

Julio César Sánchez es otro productor que vive a pocos minutos de la finca de don Arsenio, específicamente en Los Cerros de Chalona. Con entusiasmo, nos cuenta que ya tiene un año que conoce y disfruta los beneficios del plan. Entre el balido de sus pequeños rumiantes conversamos con él. Cuenta que antes de conocer este plan, la genética de sus cabras y ovejas no era la mejor. Explica que gracias a los recursos adquiridos y la capacitación que ofrecen, ha podido cambiar poco a poco este obstáculo para obtener mejores resultados de su crianza.

«Con ese dinero pude mejorar las condiciones en cuanto a espacio. He podido construir un mejor corral para garantizar que no se enfermen y tengan una mayor movilidad. Pude comprar un semental para garantizar una mejor genética de los nuevos animales. Construí una gran pileta para el agua y he puesto en marcha un sistema de goteo que antes no podía hacerlo y lo mejor de todo es que ahora que se cumple el primer año, voy a empezar a pagar la primera cuota», enumera con alegría.

Estos cambios también le han permitido tener mayor rentabilidad a la hora de la venta. Nos relata que el precio de los animales en las condiciones que los tiene ahora ha elevado su precio, lo que se traduce en mayores beneficios para su bienestar y el de su familia.

Julio Montero comparte la misma opinión. Es el más joven de estos productores. Narra el cambio que ha experimentado en su producción ante condiciones tan blandas y asequibles para personas como ellos que no podían acceder a un crédito de una institución financiera privada.

Aclara que no solo ha mejorado su crianza, también ha mejorado las condiciones de vida de su familia, pues con las ganancias ha podido remodelar su hogar. Antes, la cocina estaba fuera de la casa y ahora pudo ponerla dentro para mayor comodidad. De igual manera, ha podido preparar una pequeña finca, donde además de sembrar el alimento de sus animales, ya ha cosechado otros rubros, como la yuca. «Si tengo yuca y tengo chivo, pues no tengo que ir muy lejos para comer», dice entre risas.

“Pude comprar un semental para garantizar una mejor genética de los nuevos animales» Julio

Aclara que, aunque tiene mucho tiempo dedicado a la crianza, reconoce que es a raíz de la puesta en marcha de este plan que ha podido ver resultados palpables. Lo atribuye a la capacitación que ha recibido, reconoce que era un criador sin conocimiento y por ende con poca rentabilidad. Nos confiesa que antes, los productores como él, se sentían desamparados, pues no eran tomados en cuenta.

Un plan que se extiende a todo el país

Con el mandato expreso del presidente de la República y la entrega de una primera partida de 350 millones de pesos, inició la primera fase de este plan, en febrero de 2022.

El mismo busca fortalecer la industria, mejorar los ingresos y niveles de vida de los beneficiarios a partir del financiamiento supervisado, con un mínimo de 300 mil pesos por productor, a través del Banco Agrícola. Además, busca ofrecer capacitación, asistencia técnica y mejoramiento genético para la producción ovino-caprina.

El plan inició con una duración de dos años, buscando impactar a unos mil productores de las diez provincias seleccionadas, que son: Azua, San Juan de la Maguana, Bahoruco, Elías Piña, Independencia, Pedernales, Valverde, Santiago Rodríguez, Montecristi y Dajabón. En una segunda etapa se promoverá la inseminación artificial, trasplante de embriones, comercialización, creación de industrias y mataderos ovino-caprinos y sus derivados.

Estos fondos no son un regalo, pero las condiciones de pago, a una tasa de interés del 5 % anual, y el primer año de gracia, es casi lo mismo, según nos cuentan.

Tanto don Arsenio, como Julio Sánchez y Julio Montero, son testigos de que el plan marcha y va cumpliendo sus objetivos. Tanto es así que el primer mandatario ha autorizado su extensión a todas las provincias del país. De hecho, ya se instaló el primer centro genético ovino-caprino asociativo en La Romana, y se instalarán otros 11 en toda la geografía nacional.

El éxito del plan es palpable en este subsector que estaba desapareciendo en el país y ahora ha tomado relevancia por el impacto directo que tiene en la gente.

Ricardo Pichardo
Sobre el autor

Ricardo Pichardo

Periodista, locutor y profesor de Relaciones Públicas. Pintar con palabras cualquier realidad es una pasión para mí, por eso, contar historias de cambio, es un ejercicio que asumo con entusiasmo. Estoy comprometido con el desarrollo y bienestar de mi entorno.

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