Monte Plata, a pesar de ser una de las principales provincias donde incide una economía basada en la agricultura y la agropecuaria, ocupa el tercer lugar dentro de las demarcaciones más pobres del país.
Pese a su relativa cercanía y fácil conectividad con la ciudad de Santo Domingo, lo cierto es que, durante mucho tiempo, fue relegado al olvido por los gobiernos anteriores, negando a los monteplateños el acceso a un sistema educativo superior público que les permitiera avanzar y tener nuevos comienzos.
Cientos de historias de vidas con deseos de superación y nuevos comienzos pululan por las calles de esta provincia colmada de gente buena y de noble corazón.
El problema
La provincia está constituida por cinco municipios, Monte Plata, Bayaguana, Sabana Grande de Boyá, Yamasá y Peralvillo; a su vez, contiene distritos municipales, tales como Don Juan, Chirino, Boyá, Gonzalo, Majagual, Los Botados y Mamá Tingó.
Durante décadas, los munícipes de cada uno de estos lugares vivieron con la esperanza y el deseo ferviente de alcanzar y realizar sus sueños a través de la educación superior, los cuales se vieron cercenados por la falta de una universidad en la zona que les permitiera la oportunidad de estudiar, superarse y tener nuevos comienzos.
Son decenas los testimonios de monteplateños que se matricularon en la universidad y por razones económicas, distancia y tiempo tuvieron que abandonar los estudios.
Por no contar con un presupuesto para viajar diariamente a Santo Domingo, pagar pasajes, comprar libros, folletos y alimentos eran las razones por las que los estudiantes no concluían su carrera universitaria, convirtiendo a Monte Plata en la provincia con mayor deserción en el sistema de educación superior.
No obstante, gracias a la actual gestión, después de largos años de espera, la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) abrió sus puertas en la provincia.
Después de largos años de espera, la primera universidad de América trae a sus habitantes aires de fe y nuevos comienzos, para quienes albergaron en sus corazones la esperanza de algún día estudiar una carrera para superarse y sacar adelante su proyecto de vida.
En busca de historias… UASD Centro Monte Plata
Armanda Mercedes es huérfana de padre y madre y fue criada por su tía. Es oriunda del municipio Sabana Grande de Boyá y actualmente es estudiante de Enfermería de la UASD Monte Plata.
“Yo estaba muy triste porque desde que terminé la escuela quería estudiar y no pude entrar a la universidad” Armanda
Confesó que desde que terminó el bachillerato intentó inscribirse en la universidad, pero el factor económico se lo impidió.
Dijo que tras varios meses de estar en un estado de ánimo cabizbajo, un día su panorama se tornó diferente con una llamada de su mejor amiga y una frase que le dijo su tía.
“Yo estaba muy triste porque desde que terminé la escuela quería estudiar y no pude entrar a la universidad, pero un día estaba triste y mi tía me dijo que por más alta que sea la montaña, siempre habrá un camino para llegar arriba, entonces me llamó una amiga para decirme que la UASD iba abrir un centro en Monte Plata, yo me puse muy feliz porque es más fácil venir aquí que ir a la sede de la universidad en Santo Domingo. Además de que vi todo como una señal de Dios”, expresó Armanda con su tímida e inocente voz frente a las cámaras.
“Yo le doy gracias en primer lugar a Dios y luego a mi amiga y a mi tía, ella está muy feliz que ya estoy estudiando. Además, estoy aprendiendo mucho, ya que los profesores son buenos y tengo excelentes compañeros. Esto ha sido un gran cambio para nosotros, ya que yo y mis compañeros podremos cumplir nuestras metas. Esto es un avance para mi y toda la provincia” agregó Armanda.
“Mi sueño es ser como una especie Cruz Jiminián, me gustaría crear una fundación porque me gusta ayudar a los demás” Franchesca
Otra historia de superación, digna de contar, es la de Franchesca Nicole Castillo, quien es epiléptica, tiene 19 años de edad y es madre soltera de una niña de un año y seis meses.
“Vengo de una familia de bajos recursos. Soy una mujer emprendedora con deseos de superarme y quiero enseñarle a mi hija con el ejemplo, que en la vida se puede lograr lo que uno se propone y que no hay nada imposible en esta vida, gracias le doy a mi madre por estar ahí y ayudarme” dijo Franchesca, quien resaltó que a pesar de su condición ella no se pone límites.
Franchesca también estudia licenciatura en Enfermería y quiere convertirse, en un futuro no muy lejano, en médico forense. “Medicina es una carrera costosa, por eso tomé como carrera la enfermería. Yo pienso estudiar Enfermería y ya después cuando trabaje puedo hacer Medicina. Mi sueño es ser como una especie Cruz Jiminián, me gustaría crear una fundación porque me gusta ayudar a los demás. Y a través de la Enfermería y Medicina puedo ayudar a la comunidad” manifestó.
“Yo me he matriculado para estudiar Derecho y demostrarle tanto a los jóvenes como a las personas de la tercera edad que nunca es tarde para uno comenzar de nuevo y realizar nuestros sueños” Francisco
Un ejemplo que pone de manifiesto el refrán que reza: “Nunca es tarde si la dicha es buena” es el caso de Francisco Alberto Ramírez, de 59 años de edad, quien por cosas del destino tuvo que asumir la responsabilidad de su paternidad a temprana edad y luego de ser bachiller tuvo que ponerse a trabajar para sacar hacia delante a su familia.
“En mi casa éramos siete hijos, terminé la escuela en 1986, pero me casé y tuve cinco hijas y por ende, no pude ingresar a la universidad. Además, de que cuando muere mi padre tuve que asumir y ayudar a mi mamá y mis hermanos. Aparte de que yo trabajé durante 28 años para sostener a mi familia, en Induspalma, en el municipio Chirino. Hoy, doy gracias a Dios de que mis hijas son todas profesionales y ahora, gracias a que la UASD abrió en Monte Plata, yo me he matriculado para estudiar Derecho y demostrarle tanto a los jóvenes como a las personas de la tercera edad que nunca es tarde para uno comenzar de nuevo y realizar nuestros sueños” expuso Francisco Alberto Ramírez.
Otras historias… UASD Subcentro Yamasá
“Mis hijas me dan ánimo para que no deje la universidad y esto me ha servido para inspirar a otros y mostrarles que, a pesar de mi condición, sí se puede lograr todo lo que uno se propone en la vida” Altagracia
En Yamasá, tuvimos la oportunidad de entrevistar a Altagracia Payano, una de las primeras estudiantes que se inscribió en este lugar.
Ella es madre de dos adolescentes y también ha pasado por diferentes situaciones de salud, ya que tuvo un accidente y la dejó inmovilizada durante un largo tiempo, que le dejó como resultado una cojera en su pierna derecha.
“Yo me emocioné cuando supe que Yamasá tendría su UASD, era un sitio que estaba completamente olvidado, pero ahora nos han tomado en cuenta y tenemos oportunidades para emprender y realizar nuevos comienzos. De inmediato, vine y me inscribí en la carrera de Enfermería, porque quiero ayudar a mis vecinos y a todo aquel que me necesite. Mis hijas me dan ánimo para que no deje la universidad y esto me ha servido para inspirar a otros y mostrarles que, a pesar de mi condición, sí se puede lograr todo lo que uno se propone en la vida” acotó con gran ímpetu Altagracia.
Finalmente, hablamos con Dilson Gabriel Abad, quien es nativo de Yamasá y padre de tres hijos. Por razones de la vida, una vez terminó la escuela, a los 18 años, tuvo que ponerse a trabajar como motoconchista, ya que estaba a la espera de su primera hija, por lo que tuvo que postergar el sueño de ser un gran profesional.
“Yo tengo 12 años tratando de ser profesional” Dilson
“Yo tengo 12 años tratando de ser profesional, ya que desde que nació mi hija me ganaba la vida como motoconcho para poder mantenerla, entonces me puse en una universidad privada a estudiar Ingeniería Industrial, pero por el costo de la carrera y el centro de estudios tuve que dejarlo. Tiempo después, hice cursos técnicos de Infotep, sobre Industrias Lácteas, los cuales me ayudaron a prepararme para buscar mejores empleos, luego me fui a una universidad de Cotuí a estudiar Mercadeo, pero tuve que dejarlo. Hasta que ahora llegó la UASD y me inscribí de una vez en Agronomía, ya que como soy de campo, quiero inclinarme por esa área, porque esto es una provincia agropecuaria. Hasta ahora he ido aprendiendo, aquí nos dieron una tableta con internet para tomar clases virtuales y eso me tiene muy entusiasmado. Mi familia está feliz” puntualizó Dilson.
Los directores
Luciano Ramírez, director del subcentro UASD Yamasá dijo que en la actualidad este espacio ha impactando la vida de 540 estudiantes, 280 que inscribieron en el primer periodo, 257 que están recibiendo asistencia y hasta el momento de esta entrevista habían 287 estudiantes que fueron seleccionados para comenzar sus clases en enero 2024.
Mientras que Werner Ramírez, director del Centro UASD de Monte Plata, explicó que este proyecto llega de la mano de un programa de expansión que está experimentado la UASD. Añadió que el semestre pasado la matrícula alcanzó 270 estudiantes y para el semestre 2024 -1 recibieron una matrícula de 673 nuevos estudiantes, con la finalidad de llegar a 700 u 800 nuevos inscritos.
“La educación es el eje del desarrollo” Werner
“La educación es el eje del desarrollo, incluso puede haber crecimiento macroeconómico y no necesariamente puede ser un desarrollo real, para eso debe de impactar en la educación. La educación debe de ser un bien social para el bienestar de la sociedad y si aspiramos a una sociedad de bienestar debe estar encaminada a políticas públicas que brinden la oportunidad que no le dimos, en su debido tiempo, a cualquier persona, de cualquier sociedad. Este semestre la mayor selección fue para las carreras de Enfermería, Educación, Sicología, Medicina, Agrimensura e Ingenieria”, puntualizó Werner Ramírez.
“Yo me emocioné cuando supe que Yamasá tendría su UASD, era un sitio que estaba completamente olvidado” Altagracia