Su sonrisa nos dio la bienvenida y con ella ha hecho camino al andar. De inmediato nos hizo sentir acogidos en su hogar, donde opera la primera Pescadería Mi Barrio, y ya en marzo de 2021 inicia el proyecto a mayor escala.
Su historia es inspiradora hasta las lágrimas. Oírla narrar cómo ha tenido que sortear los azares, no muy halagüeños, que la vida le ha presentado, invita a la reflexión, al cambio de perspectiva, a ver la bendición que se esconde en cada prueba y la esperanza que aflora cuando abrazas la constancia y el trabajo tesonero, tal como ha hecho la protagonista de esta crónica.
En su relato no deja de expresar el agradecimiento que siente por la oportunidad ofrecida por Consejo Dominicano de Pesca y Acuicultura (CODOPESCA), de la presente gestión, con este programa que ya suma 27 establecimientos diseminados en la provincia Santo Domingo.
“Este proyecto nació desde cero, con la ayuda del señor Presidente de la República, comenzó a fluir y hoy 30 familias de diferentes sectores se están beneficiando con este programa”.
Este proyecto busca fomentar e incentivar a las personas de escasos recursos, específicamente a mujeres, que quieran emprender un pequeño negocio que le permita llevar el sustento a su familia.
Con el entusiasmo que la caracteriza no lo pensó dos veces y puso todo su empeño para que esta propuesta rindiera sus frutos y la llevará a tener un negocio rentable, vendiendo tilapia de calidad a precio asequible para todos los vecinos de su querido Campo Lindo, ubicado en La Caleta, Boca Chica.
“Este negocio ya se ha hecho familiar. Todos nos involucramos. Hasta mi nietecito de 11 años conoce el negocio y dice que es necesario cuidarlo pues vivimos del pescado”, relata con visible emoción.
Tras casi dos años de este emprendimiento, doña Josefa no se duerme en sus laureles. Es la presidenta de la cooperativa que agrupa a estas pescaderías. La intención es que en un futuro puedan ser autónomas y no dependan de la buena voluntad de un gobierno.
“Si fuera por mí el presidente Abinader se quedara 20 años más gobernando, pero sé que la Constitución no se lo permite, por eso debemos pensar a futuro y que este proyecto, que nació en la actual gestión de Carlos José Then, director de CODOPESCA, no muera, sino que continue expandiéndose en todo el territorio nacional” asegura con la firmeza que la ha llevado a ser un modelo a seguir tanto para su familia como para su comunidad.
“Este pescado no solo es asequible al bolsillo de todos, sino también que tiene un alto contenido de proteínas y micronutrientes. Pude educar a toda la comunidad, cambiarle la percepción de que la tilapia sabe a tierra, que no tiene sabor, ahora todos saben el buen sabor que tiene este pescado”.
Junto a Josefa está su esposo, Erasmo Báez, formando un equipo ganador que les ha permitido “echar pa’lante”. “Ella busca los negocios en la calle y yo aquí me encargo de la cocina”. Y es que esta pareja ha ido un poco más allá y ofrecen opciones a sus clientes. No solo se limitan a vender el pescado crudo, también han implementado la modalidad de venderlo frito con tostones, y esto, por supuesto, optimiza el negocio.
Un negocio cerca de sus hijos
Elizabeth Mañón Mercedes, en la comunidad de La Victoria, es otro ejemplo de éxito con las Pescadería de Mi Barrio. “Este negocio me ha ayudado a poder seguir criando a mis cuatro hijos y ayudar a mi esposo. Se ha convertido en un medio de sustento para mi familia y de mucho provecho también para los vecinos que no tienen que trasladarse a lugares lejanos para poder comprar pescado, aquí se lo ofrecemos fresco, bonito y barato”, asegura convencida.
“Me ha gustado mucho, pues no me tengo que ir lejos, antes yo trabajaba en casa de familia, vivía preocupada porque no sabía cómo estaban mis hijos, no sabía si me lo estaban cuidando bien, ahora puedo estar aquí con ellos y trabajar a la vez”
Su caso envuelve una historia digna de felicitar. Cuando fue identificada para instalar la pescadería en su sector, contaba con un espacio que le había prometido un pariente, unos días antes, el acuerdo fue echado atrás por lo que en menos de cinco días tuvo que levantar su propio espacio. Con algunos préstamos construyó un modesto local, mitad de block y la otra mitad de madera. Con mucha ilusión, esfuerzo y disciplina ya tiene siete meses vendiendo pescado barato a sus vecinos.
Dice que su vida ha mejorado bastante, pues al tener un negocio propio puede disponer de recursos para cubrir sus necesidades. “Me ha gustado mucho, pues no me tengo que ir lejos, antes yo trabajaba en casa de familia, vivía preocupada porque no sabía cómo estaban mis hijos, no sabía si me lo estaban cuidando bien, ahora puedo estar aquí con ellos y trabajar a la vez”, expresa con emoción.
Recuerda que, como todo proyecto que inicia, fue un poco difícil. No tenía conocimiento del pescado. Poco a poco y después de muchos “puyones” aprendió a quitarle las escamas y todo el proceso que implica poner el producto a disposición de los clientes. Durante este proceso contó con el apoyo de los técnicos de CODOPESCA, quienes le enseñaron técnicas que son necesarias tener en cuenta para alcanzar el éxito en este negocio.
Le puso creatividad al negocio
Como buena emprendedora que es, junto a su esposo, decidieron aprovechar el refrigerador facilitado por CODOPESCA y además del pescado, venden mabí, los hacen de chinola, limón, entre otras frutas, con miras a aumentar los ingresos. “Con este proyecto, solo hay beneficios”, culmina Elizabeth con una sonrisa cómplice de sus palabras.
CODOPESCA provee a las mujeres emprendedoras
- Remoción y adecuación del espacio.
- Freezer.
- Pesos digitales.
- Balanzas de piso.
- Materiales de limpieza e inocuidad.
- Operatividad semanal de transportación de productos frescos a cada pescadería.
- Capacitación en inocuidad y buenas prácticas alimenticias.
- Licencia de comercialización gratis.
“Queremos que este proyecto no sea de un gobierno, sino que sea marca país, que podamos volar con alas propias”. Josefa Rosario
1 Comentario
[…] Hacer camino al andar […]
los comentarios están cerrados.