Wendy hoy cumple sus sueños con una sonrisa
El sueño de Wendy era tener un negocio grande para mantener a su familia, que sus hijos se sintieran orgullosos y emularan su ejemplo de trabajo digno. Cada día, a las 5 de la mañana, Wendy se levantaba para sacar su vitrina a la acera y la coloca sobre una débil mesa de madera ya gastada por el tiempo. Cocinaba en su casa, a unos 100 metros de la calle, y desde allí corría todo el día subiendo su sazón hasta la vitrina y bajando con los platos que requerían agua y jabón para servir a otro comensal, cuando el clima no le favorecía, tocaba correr con todo o guarecerse bajo un paraguas.
Todo lo que Wendy producía se le iba en pago de préstamos a una tasa de interés del 30 %, que debía cubrir en 40 días, el negocio que creía de ella, no lo era, ya que solo trabajaba mientras otros se llevaban sus ganancias. “Yo cogía dos y tres san diario, cogía uno que me cobraban 1,520 diario y dos que pagaban 270 cada uno diario, eso me tenía abajo porque tenía que pagar todos los días”, expone.
Wendy emana energía, no para de moverse y a la vez no deja de sonreír y atender a sus clientes con “ñoñería”. Mientras se mueve de un lado a otro, se detiene a sazonar las habichuelas y a mover el arroz, al mismo tiempo que nos cuenta que tras la enfermedad de su esposo ella decidió ayudarle con el sustento del hogar. “A él se le reventó una vena, por problemas de circulación, entonces no puede trabajar parado”.
Nos lleva en un viaje por sus inicios, cuando vendía desayuno en el mercado, allí duró unos seis años hasta que se mudó en la comarca familiar que alberga a varios miembros de su árbol genealógico, en Guayacanes, donde actualmente tiene su negocio.
A pesar de no ostentar lujos, su negocio era fácil de identificar, no solo por encontrarse al lado de la estación de bomberos de Guayacanes, sino porque su humilde vitrina, sobre aquella mesa sin pretenciones, siempre estaba llena de clientes que la rodeaban.
Un sazón inolvidable, dice Amarilys Durán, presidenta de la Fem, mientras degusta en el nuevo local
Precisamente es este detalle que llama la atención de Amarilys Durán, presidenta de la Federación de Mujeres Empresarias Dominico-Internacional (Fem), quien acostumbraba a pasar por allí cuando iba camino a Juan Dolio. “Lo de Wendy fue una diosidencia, un sábado me desplazaba y, aunque rápido, vi esa señora con muchas personas comprando su desayuno, me devolví y ella me atendió con mucha amabilidad. Solo quería probar y estaba delicioso, la semana siguiente regresé con el propósito de probar su comida, confirmé que era muy buena y con atenciones de primera, así que me la llevé y le propuse nos hiciera un sancocho, me dijo que al terminar sus labores iría y así lo hizo, todos dijeron que fue algo espectacular”, narra.
El sazón de Wendy se convirtió en parada obligatoria para Amarilys, quien se sentaba, hablaba con ella, veía y disfrutaba de la dinámica familiar que había, además de observar que la comida se acababa muy rápido y le cuestionó por qué no cocinaba más, Wendy le confesó que los recursos no le daban para más, por lo que muchas personas se quedaban sin su comida.
Gracias a las relaciones de colaboración de la Fem con Promipyme, en favor de mujeres emprendedoras, Amarilys da a conocer su caso a través de un video que graba con su celular y su director, Porfirio Peralta le responde “esa señora merece ser apoyada, esa es una emprendedora”.
Atiende a cada cliente con calidad humana
“A veces me detenía a desayunar aquí y en una ocasión nos llaman de la dirección ejecutiva y nos dicen que había un cliente interesado en un préstamo, cuando vinimos y nos dimos cuenta que era Wendy nos alegramos muchísimo, porque es muy atenta, tiene mucha calidad humana e inmediatamente iniciamos el proceso”, nos explica José Guzmán Beato, gerente regional del Este corto.
Amarilys aclara que su mayor sorpresa fue que, a pesar de lo difícil que era para ella, Wendy contaba con un historial crediticio impecable, algo que ella considera definitivamente era admirable.
En su primera visita, Guzmán Beato preguntó a Wendy qué deseaba y ella le explicó que quería estar más cómoda porque cuando llovía debía refugiarse con todo debajo de un árbol.
Guzmán Beato, gerente regional Este corto Promipyme, quien guio el proceso del préstamo también con asesorías
“La ayudamos a hacer el presupuesto en base a los materiales de construcción y así fue evolucionando. Luego pasamos y vimos que ya no se moja, tiene más capacidad de producir los alimentos que vende y nos sentimos muy contentos de haber ayudado” refiere Guzmán Beato.
Como cada día, Wendy madrugó, perfumó su hogar con el sazón que les ofrece el sustento y sacó su vitrina, sin imaginar que aquel sábado era el día acordado entre Promipyme y Fem para sorprenderle con el desembolso de su préstamo de 200 mil pesos, a una tasa de un 1 % a dos años, bajando un 29 % a los intereses que pagaba a un plazo de 40 días.
“Ahora cocino aquí, estoy vendiendo más comida, antes hacía 15 a 20 libras de arroz y ahora estoy haciendo 35 a 40 y a veces hasta nos falta, ahora produzco más dinero y puedo ver que estoy progresando. Me siento feliz, y aparte de eso yo tengo un anhelo de tener un parador, un negocio grande para mí y ayudar a otros que lo necesitan, porque si yo progreso otro progresa porque va a trabajar conmigo, creo es un progreso para todos, así como ellos quieren que yo progrese, yo quiero que los demás lo hagan también”, nos dice una Wendy decida a ir tras ese sueño y compartirlo.
Adicional al préstamo, la entidad gubernamental apuesta a un cambio integral, en el que no solo ofrece un impulso económico, sino que les guía con asesorías y seguimientos, a fin de contribuir a la mitigación de la lucha contra la pobreza y de empoderar a los emprendedores.
Francisco Cotes, un asiduo del sazón de Wendy
“Le asesoramos en cuanto al mercado, la importancia del nicho de mercado, la parte de hacer apuntes de ingresos y gastos, y también estamos sociabilizando con ella la parte de la proporción del ahorro, de ponerse un salario y que pueda ahorrar. Eso nos ha sorprendido de ella, que absorbe todo y se deja llevar, es una persona con mucha disciplina y eso te dice que es un camino a romper las cadenas que producen las carencias, y yo diría que a convertirse, a mediano plazo, en una gran empresaria” asegura Guzmán Beato.
Sobre este punto Wendy nos comenta estar aprendiendo mucho con las capacitaciones, ya que ahora sabe cómo manejar su negocio, hacer balance mensual, así como cuánto se gana de cada inversión y con orgullo asegura haberlo aprendido “porque lo estoy haciendo”.
El nuevo local de Wendy es una para obligatoria
“He mejorado bastante en lo económico, porque no puedo decir que tengo mucho dinero, pero siempre tengo por si me falta algo o poder resolverle a mi familia algo, porque antes no podía porque no tenía, pero si yo puedo resolverle un problema a mi familia lo hago porque mi anhelo es que mi familia también eche para adelante”.
Ella cierra su puño y levanta el brazo cuando habla del nombre que le pondrá a su negocio, en señal de saber que de allí viene su fuerza. “Quiero que el negocio se llame Alfa y Omega, principio y fin, porque tenemos que darle el privilegio y el primer lugar a Dios, y entiendo que Dios permitió que hoy en día yo esté aquí y debo darle el primer lugar a él”.
Nuestra emprendedora microempresaria nos dice que puede ver que la presente gestión se está preocupando por las mujeres emprendedoras que están luchando porque quieren lograr algo y poder mantener a su familia. Al final, esta humilde mujer nos despide como nos recibió, con el ímpetu de un orador “Porque estas son cosas que está haciendo para que tanto yo como mis hijos salgamos adelante, para que los niños salgan de la delincuencia, que puedan ver el ejemplo, porque si ellos ven que estoy luchando y me ayudaron, ellos puedan saber que los van a ayudar. Exhorto a aquellos a que no miren para atrás y sigan hacia delante, que tomen una decisión, porque cuando usted y yo tomamos una decisión y encontramos quien nos empuje podemos seguir adelante”.
Promipyme con la mujer
“En promipyme hemos trabajado muy de la mano con las mujeres, a nivel nacional el 68 % de los créditos desembolsados son a mujeres y en nuestra región, el 82 % pertenece a mujeres. Nosotros decimos que las mujeres son más pagadoras y que siempre tienen mayores niveles de responsabilidad y aparte de que tienen compromisos en la casa también dan la batalla en los negocios, son metódicas, tienen compromiso. No quiere decir que los hombres son malos pagas, porque acá en nuestra región del este corto tenemos una mora de 0.66 % y una cartera de 350 millones, ese nivel de mora no creo que la tenga ninguna entidad financiera, porque confiamos y creemos en los microempresarios. Creemos en la mujer emprendedora, proactiva, que rompe escenarios”, argumenta Guzmán Beato.