Mientras tímidamente el sol se asomaba para relevar a la luna de sus funciones, Arismendy enclochaba su carrito de concho para trasladar a los seis pasajeros que, “como anoche”, se pegaban unos a otros para llegar a sus trabajos u hogares. Salía de casa con lo primero que agarrara, el objetivo era estar lo más cómodo posible para enfrentarse a las 14 o 15 horas que diariamente subía y bajaba pasajeros conchando por toda la avenida Winston Churchill.
Con un tono jocosamente coloquial nos cuenta que pasó de ser lavador de carros a conchar y que en un abrir y cerrar de ojos cumplió una década conchando. Ahora, con 30 años de edad, ve la vida desde otra perspectiva, dice tener una mente más abierta hacia nuevos conocimientos, su salud y las cosas que le gustaría hacer.
Arismendy Adames, conductor.
Este cambio de mentalidad es el resultado de las capacitaciones recibidas por el Intrant y los beneficios de los que hoy disfruta siendo conductor del nuevo corredor de autobuses de la avenida Winston Churchill, que la actual gestión puso en marcha en febrero de este año. “A veces no es el dinero que te busques y te ganes, a veces es la comodidad, porque la comodidad no tiene precio. Yo venía y me paraba en cualquier lado a comer disparates, chatarra, fritura, pero ahora puedo traer comida de mi casa, si antes ibas a durar 10 años ahora duras 20”.
Arismendy Adames cuenta que ahora trabaja una jornada de 8 horas, bajo acondicionador de aire y que en su tiempo libre puede caminar o correr y hasta va al gimnasio. “Yo no hacía eso porque llegaba explotado y uno lo que estaba era echando barriga el día entero en ese carro”.
Con una sonrisa que se le escapa mientras habla, en palabras llanas y populares nos dice que ahora sí se siente que trabaja para algo, que los bancos lo llaman para ofrecerle préstamos y que gracias a la formación recibida ahora desea ahorrar, ya que antes “los chelitos se iban tan fácil como llegaban, porque al día siguiente se podía hacer más”.
En su caso, esta transformación externa también le ha ayudado a lo interno, ya que a pesar del miedo que sentía por no saber conducir autobuses, decidió intentarlo, tomó sus capacitaciones y lo hizo bien. “Ahora tengo mi licencia categoría 3, también tenía muchas multas vencidas y me puse al día, a veces iba al banco y me pedían documentos que no tenía, pero ya tengo todos mis documentos al día, porque es otra vida”.
Moisés. Verificador Intrant
Yo era usuario de esta ruta en el sistema anterior y era bastante caótico, trabajaba en una entidad financiera como cajero y en mi caso, que usaba una camisa blanca, era muy difícil porque a veces se me dañaba.
Al hablar con Danny Indriago, quien también es conductor, cuesta imaginarlo en un carro de concho. Con un cuidado aspecto y una pausada forma de hablar nos relata que tenía dos años trabajando con su vehículo y era bastante complicado ahorrar. “Como concho hay ciertos problemas que tienes que costear, tus gastos y también los del vehículo, son cosas que no te avisan, una goma o batería, y te hace perder no solo el día sino también parte de tus ahorros, en cambio ahora mi responsabilidad es con los usuarios y mantener un vehículo en buen estado”.
Dice sentirse satisfecho con el cambio, que es una experiencia positiva tanto para los usuarios como para los conductores, ya que ahora se ofrece un servicio más eficaz y los transportistas reciben mejores tratos y oportunidades a nivel social. “El dinero igual que entra se va, pero en una empresa tienes doble sueldo, si necesitas algún préstamo tienes una empresa que te puede ayudar y después de varios años puedes tener tu ahorro que te puede servir para montar tu propio negocio, tienes un seguro para ti y tu familia”.
Mas, esta transformación no solo se nota en los conductores, también en los usuarios. “La actitud de los pasajeros ha cambiado un poco, ya no están tan agresivos, ya no tienen esas situaciones que se presentaban en los vehículos cuando el trato era más directo, porque muchos ya tenían el rencor de que algunos estaban deteriorados y aunque el del otro estuviera bien, ya venían con la incomodidad de ensuciarse o dañarse la ropa”, concluye Danny.
Y es que tanto Danny como Arismendy recibieron capacitaciones por parte del Intrant, tanto de manera práctica sobre la conducción de los autobuses, como a nivel teórico sobre el servicio al cliente y manejo de conflictos.
Durante nuestro recorrido hasta “La Feria” nos topamos con María Tejeda, quien iba sentada en uno de los asientos amarillos reservado para futuras madres como ella, su vientre estaba de seis meses. Nos comenta sobre la incomodidad e inseguridad que sentía cuando viajaba en el anterior sistema de transporte. “Las guaguas no me podían subir, algunos que me conocían sí me permitian, pero era muy incómodo porque las personas no me querían dar el asiento y tenía que esperar mucho parada”.
Narra que antes tomaba tres vehículos y muchas veces llegaba tarde, ya que el vehículo que esperaba duraba hasta dos horas en el trayecto y nada le aseguraba comodidad. “Ahora lo máximo que duro son 15 minutos, yo vivo en el Higüero, y tengo un asiento reservado porque la guagua lo tiene para embarazadas y voy cómoda”.
Igual de satisfecho está Albert Castillo, quien es chef y tiene un pequeño restaurante en la Feria Ganadera. Su recorrido por el corredor es de terminal a terminal, ya que lo toma en la comunidad de Los Casabes, en la Jacobo Majluta y concluye en La Feria. “Antes tomaba dos pasajes y hasta tres, ahora lo hago con uno solo. Es súper cómodo, antes me daba calambres en los pies porque cuatro personas atrás y dos delante y yo soy grande, pero ahora vengo hasta leyendo, para mí es lo máximo”.
Cambita
Para Alfredo Pulinario, mejor conocido como Cambita y quien es presidente y gerente general de Mochotran, la organización del transporte en un sistema de autobuses es un sueño que pedía a Dios poder ver antes de morir. “Teníamos cinco años con este proyecto y gracias, primero a Dios, y luego al presidente que puso la voluntad en este proyecto, ya es una realidad. El pueblo recibe un autobús de 90 pasajeros, con aire, internet, tarjeta inteligente y que se puede pagar con tarjeta de crédito. Además, un 20 % de esta flota de 141 autobuses tiene plataforma para personas con capacidades reducidas. “Cambiamos un carrito viejo por un autobús de lujo, en el que la gente se monta sin sentir vergüenza, en el que se puede montar el médico, el abogado, el estudiante, cualquiera”.
SISTEMA DE MONITOREO
El gerente general de Operación de Mochotrán, Gedeoni Calcaño explica que hay una planificación del servicio que se hace anual, mensual y diaria, tanto para la flotilla de autobuses como al personal, lo que les permite saber 24 horas antes lo que tienen para ofrecer al día siguiente. “Con el Sistema de Gestión de Tráfico con el que trabajamos vemos casi en tiempo real la posición de los autobuses, la velocidad a la que va, cuántos pasajeros abordó, desde qué parada salió, el conductor, su código, si ha violado algún límite de velocidad. Tenemos otro sistema, que se alimenta del primero y es más con fines comercial, cuántos pasajeros hemos montado por franja horaria, por parada, por autobús y este es el que nos permite tener una minería de datos para gestionar la operación”.
Tanto Calcaño como Cambita resaltan el que al trabajador del volante se le reconozcan los 20 o 40 años de su vida que haya dedicado a servir para que la ciudadanía llegara a sus destinos.