Existe un proverbio chino que dice «Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día; enséñale a pescar y lo alimentarás por el resto de su vida”.

Lo anteriormente expuesto es la muestra del trabajo realizado a través de la iniciativa “Agricultoras en Superación”, que forma parte del programa Agricultura Familiar desarrollado por la actual gestión de Supérate, con la finalidad de promover la resiliencia y el progreso de las mujeres agricultoras y empoderarlas para que vuelen con alas propias. 

Facunda Tavárez, Severa Rodríguez y Nicola Jáquez son solo algunas de las protagonistas de esta historia que tiene olor a tierra, futuro y frutos de mujeres agricultoras y empoderadas que cultivan hortalizas y diferentes rubros, pero que cosechan sueños y cambios con sabor a esperanza. Sus historias tienen un punto en común… la agricultura, mas cada una es distinta a la otra.

El primer intercambio de palabras fue con doña Facunda Tavárez José, una mujer empoderada con un corazón humilde. Ella posee cualidades indispensables para todo agricultor, tales como amor, sencillez, humildad y paciencia, ya que sin estos valores ningún cultivo florece, ni da sus frutos.

Faltaba un cuarto para las ocho de la mañana cuando llegamos a la casa de doña Facunda, ubicada en un amplio terreno donde la naturaleza hace gala de su esplendor. Las primeras horas del día apenas comenzaban, con unos incipientes y potentes rayos solares que pronosticaba que sería una jornada corta y entretenida, pero bastante calurosa.

De inmediato, doña Facunda nos abrió las puertas de su hogar, nos llevó hasta su terraza, introduce a su esposo y nos invita a tomar asiento y comenzó un diálogo que picó y se extendió por casi dos horas.

“Aunque estaba un poco fuera con la agricultura, cuando me presentaron este programa yo doné el terreno donde se instaló el huerto y ahora ya estoy adentro y no me saca nadie porque estoy muy entusiasmada con esto” Facunda

No habían transcurrido ni cinco minutos, cuando le dijo a su esposo que preparara la greca de café y minutos después nos brindó un tinto que se convirtió en la segunda taza del día de quien suscribe, motivándome, aún más,  a continuar con la conversación para conocer la historia de esta agricultora empoderada.

Ya entrando en materia y con el primer sorbo de café, doña Facunda narró que es oriunda de Nisibón, un municipio de la provincia La Altagracia, pero la intuición y el amor la hicieron trasladarse hasta Jagua Mocha, otra localidad de la misma provincia, donde su esposo la introdujo tímidamente en el cultivo de la tierra.

“Como quien dice yo tengo toda la vida en la agricultura, porque mi esposo es agricultor, pero no estaba tan al frente como lo estoy ahora, muy empoderada con los cultivos después que comencé a integrarme al proyecto de Agricultoras en Superación. Aunque estaba un poco fuera con la agricultura, cuando me presentaron este programa yo doné el terreno donde se instaló el huerto y ahora ya estoy adentro y no me saca nadie porque estoy muy entusiasmada con esto” expuso doña Facunda.

Comenta que, para ella, este programa ha marcado un antes y un después en su vida tanto personal, como profesional.

“A partir de julio de 2021 la vida me dio un cambio. Antes estaba involucrada, pero ayudando a mi esposo con una que otra cosa. Pero ahora estoy más de lleno en la tierra, que si cultivando, sembrando, cosechando, haciendo el insecticida orgánico que nos han enseñado a hacer para proteger los cultivos de las plagas, ya que tenemos  la asistencia al 100 por ciento de los técnicos de Supérate. Si tenemos cualquier necesidad, situación o pregunta ellos están ahí acompañándonos. Yo era una persona muy tímida, pero a través de este programa me he empoderado y en lo personal me ha ayudado a desenvolverme, ya que tengo que hablar y tratar con las demás personas del proyecto y con las que compran lo que cosechamos” dijo doña Facunda.

Promoción a los productos locales

Agricultoras en Superación ofrece a las beneficiarias la intervención social focalizada a través de la integración de transferencias monetarias condicionadas junto al acompañamiento socioeducativo y vinculación con programas y servicios del estado. Tal es el caso de los mercados de Inespre y restaurantes del sector privado, como por ejemplo Ajualá, donde estas productoras pueden mercadear su producción agrícola, ayudándolas a promover y vender los ingredientes locales.

Según nos explicaron, parte de los productos e insumos del menú de Ajualá provienen de la frescura y la diversidad de los productos cultivados por estas agricultoras empoderadas. Este restaurante se abastece directamente del campo gracias a la labor de estas mujeres, desde frutas y verduras hasta productos lácteos y proteínas de las agricultoras, apoyando así la economía local y reduciendo la huella ambiental.

Esta colaboración entre Agricultoras en Superación y Ajualá es un testimonio del poder de la sinergia entre la agricultura local y la gastronomía, ya que cada plato que se sirve ahí, durante las cenas especiales con las agricultoras, es una representación fehaciente del compromiso local y lo sostenible. Además, de que parte de las ganancias de estas cenas van destinadas a estas mismas agricultoras.

Respecto al tema, doña Facunda reflexiona lo siguiente: “Yo participé, por primera vez en una de las cenas de Ajualá en junio de este año y te puedo decir que fue una experiencia maravillosa. Yo que soy tímida, el chef Saverio nos instruye cuando participamos de las cenas y nos enseña a presentar y a explicar a los comensales en la mesa sobre los ingredientes que tienen los platos, que son los cultivados por nosotros. Por eso es que digo que Supérate no son los 1,600 pesos que te dan en una tarjeta que se gastan en un día. Supérate es esta oportunidad que nos dan de poder sembrar y vender lo que cosechamos y colocarnos en el mercado” expresó Facunda, quien enfatizó, que este programa le ha cambiado la vida y que ha hecho una nueva familia con todas las agricultoras del proyecto.

Otros testimonios

“Además de que ahora, en un mismo terreno, nos han enseñado a aprovecharlo sembrando diferentes rubros por temporadas” Severa

Doña Severa Rodríguez, quien tiene 73 años de edad, es otra de las beneficiadas con “Agricultoras en Superación”, pero en el paraje de Gina Jaraguá, a pocos kilómetros de Jagua Mocha en La Altagracia. Severa afirma que gracias a esta iniciativa ha aprendido cultivar mejor la tierra a través de buenas prácticas agrícolas.

“Somos un grupo de hombres y mujeres agricultores y con este programa nos han ayudado a mejorar y producir los cultivos para beneficiar tanto a nuestra familia, como a los comerciantes y negocios. Hemos aprendido a trabajar la tierra con otra conciencia y criterio. Antes no nos miraban en el campo, pero ahora con este programa estamos trabajando de la forma correcta y la mejora de la agricultura de nuestros productos se refleja. Además de que ahora, en un mismo terreno, nos han enseñado a aprovecharlo sembrando diferentes rubros por temporadas” acotó doña Severa, quien destaca que desde que llegó Supérate con esta iniciativa han aprendido a optimizar la tierra y los recursos.

“A nosotras nos han enseñado bastante cosas porque los técnicos vienen y nos dan talleres” Nicola

En tanto, Nicola Jáquez, quien confesó ser agricultora desde poco antes de sus 15 años de edad, es otra de las mujeres empoderadas que cultivan la tierra.

“A nosotras nos han enseñado bastante cosas porque los técnicos vienen y nos dan talleres. Ahora podemos aprender cómo sembrar y cómo tratar los productos, ya que antes uno sembraba de manera empírica y sin un conocimiento técnico de lo que uno hacía. Y de verdad le doy gracias a Dios que aparte de eso, ellos nos ayudan a colocar nuestros productos para que vendamos lo que producimos. Por eso yo digo, que mientras  Dios me de fuerza y salud seguiré sembrando y cosechando con alegría y amor, mientras yo pueda” puntualizó Nicola.

“Ellos nos ayudan a colocar nuestros productos para que vendamos lo que producimos” Nicola

Orlando Jerez
Sobre el autor

Orlando Jerez

Periodista por elección. Me encanta entablar diálogos con las personas y contar sus historias. Me considero la alegría hecha gente.

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