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María ya no lava a mano y puede ver televisión

Aproximadamente transcurrieron cuatro años desde que María Isabel Familia Mora, habitante de la comunidad de Gajo Largo en San Juan de la Maguana, compró su lavadora.

Cansada de lavar a mano la ropa de sus hijos y con sus dedos desgastados, María Isabel narra que a pesar de que en la comunidad no tenían energía eléctrica ahorró peso a peso para adquirir el electrodoméstico, sin dejar de albergar en su corazón la esperanza de que algún día la luz llegaría a su casa y les cambiaría la vida para siempre.

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En Gajo Largo, las noches eran largas y muy oscuras y el peligro les amenazaba, puesto que, para poder cargar sus teléfonos celulares, o simplemente iluminarse con un bombillo, la comunidad tuvo que reunir un total de 11 mil pesos para una conexión ilegal desde el tendido eléctrico de la calle principal hasta sus hogares, utilizando el famoso alambre “dulce” o de “Codetel”, poniendo en riesgo sus vidas.

He vivido aquí casi toda mi vida, pero hubo una época que me fui a la capital a trabajar en casa de familias, pero hace 11 años que regresé a Gajo Largo porque mi familia es de aquí. Antes teníamos que dormirnos temprano, pues a pesar del esfuerzo de pagarle a un muchacho que nos hizo la conexión con alambre dulce y de Codetel, la corriente era muy débil y los bombillos casi no iluminaban. Además, cuando las 15 casa de la comunidad usaban esta electricidad al mismo tiempo la luz se debilitaba y no podíamos hacer nada, ni siquiera cargar los celulares comenta la lugareña.

María Isabel, quien actualmente estudia el bachillerato en el programa Prepara, en una escuela de la comunidad de La Jagua, confiesa que la lavadora fue el motivo principal que la mantuvo en pie de lucha hasta el final para hacer lo que fuese para que su comunidad fuera electrificada, a pesar de que por momentos quería vender su lavadora y no echar el pleito, tras recibir fuertes críticas y desconsideraciones por parte de sus vecinos.

En algunos momentos pensaba vender mi lavadora, pero no quería salir de ella y les decía a mis vecinos: vamos a luchar y hacer todo lo necesario hasta que logremos que nos pongan la luz. Algunos vecinos en las reuniones que hacíamos me decían que yo embromaba mucho y, pues yo le decía que lucháramos, que echáramos el pleito y que lo íbamos a lograr, porque para triunfar teníamos que luchar refiere María Isabel.

Con sabor a éxito ella dice que esto ha sido un gran triunfo para la comunidad, ya que después de 20 años sin electricidad hoy en día cuentan con este avance que llegó después de una larga espera.

Yo siento una alegría inmensa y no tengo palabras, porque después de guardar bien esa lavadora para que no se me dañara, de lavar a mano casi todo el día y de coger tanta lucha para que nos pusieran esa luz, ahora yo puedo lavar y cocinar al mismo tiempo. El hecho de tener luz es un triunfo grande, y por eso les decía a los vecinos que no podíamos cansarnos hasta lograrlo, ya que había gente que siempre ponían muchos pretextos para poner la luz en el sector de Gajo Largo puntualiza María Isabel.

Finalmente, explica de manera jocosa que el primer día que yo lavé en mi lavadora tuve que lavar por parte, de tanta ropa sucia que yo tenía” y confesó también ya tiene un televisor y que próximamente comenzará a ahorrar sus chelitos” para comprar la nevera. Ahora puedo ver por un rato la televisión y quiero poder ahorrar el dinero para comprar una nevera para beberme mi agüita fría concluyó María Isabel con una sonrisa en su rostro que refleja la satisfacción del deber cumplido.

Orlando Jerez
Sobre el autor

Orlando Jerez

Periodista por elección. Me encanta entablar diálogos con las personas y contar sus historias. Me considero la alegría hecha gente.

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